Pierdo las hormigas de a una.
La primera se quedó enganchada en un zapato amigo.
Quedarán ocho o nueve;
quiero arrancarlas.
Contengo las ganas
como vacío la rabia en las papeleras urbanas los domingos.
Una al día; no más. Una hormiga
Despersonalicé en la boca de incendios.
Entre Washington y State,
frente a GOOGLE.
Encontré una tuerca oxidada
que se me enredó en los dedos
y se me perdió en la manga
al decir que yo era otro.
Suspensa
en el silencio frigorífico de las siete
)mañana o tarde(
ayuno de entender
las desrazones de la maraña atávica.
Hoy talaron mi primer arce en Ann Arbor
y lloro. No sé qué he de hacer con esta tuerca.
3 comentarios:
la última estrofa me encanta. todavía no he dado con mi verbo. ya llegará, y cuando pase te hago un poemiga aquí mismo.
margarita
hablando de arañas,
qué tienes que decir de los abejorros aplastados en el aula?
aquí me atrapo en lo de despersonalizar. creo que debemos titular algo: despersonalicé en la boca de incendios...
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