Se han borrado todos los kilómetros del mapa,
y me has regalado una fábrica de juguetes.
Para que juegues, has dicho.
Pirotecnia emocional,
campana de palo,
para este huevo huero.
Yo me empeño en buscarte las esquinas,
y ofrecerte curitas
para cuando caigas de la bicicleta.
Tú, organizas legiones de soldados,
coleccionas muñecas
demoradas en un escaparate.
Y yo, al otro lado del reloj de arena, te espero
para decir
eco
eco
eco
Estoy sola en esta fábrica de secretos.
No comprendes que candar tu bicicleta a la mía,
con esa indiferente ternura de tus dedos,
me ha convertido en la bailarina
de esta caja de música
que baila,
sólo
para que se la vea desde fuera,
como la tibia luz de la nevera.
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