6.12.08

Afasia de la duda

El centro del lenguaje puede mudarse. Será por eso que a veces no puedo mudar el blanco de la página y regalarme versos. El centro del lenguaje se sitúa en el lóbulo frontal izquierdo. Quizá por eso me encierro en esta habitación de luz baja y ropa por los suelos para pintar la nieve y encontrarme en la inflexión vocálica. Yo soy la oscura; mi lóbulo frontal derecho sufrió una bajada de temperatura en mi primer mes de diciembre . Alguien le regaló la luz fluorescente a otra persona y preguntó por una película encantada. Neurofisiología clínica de la discrepancia de la imagen. Su favorita, Altamira en un Puerto cantábrico, un precipicio que se llama Miranda. Me fallan las pragmáticas del lóbulo frontal, me escondo en las habitaciones para pintar piedras iridiscentes. Del espejo a mí misma, porque me reconozco como otra. O quizá no, porque quizá el otro se ha convertido en mi único destino. Un neurocirujano puede extraerte un fragmento del cerebro mientras hablas con una logopeda californiana, en vivo y en directo. Las bandadas de cuervos posadas en el nogal a las 3 de la mañana. Puedes usar youtube para difundir tu operación cerebral por Internet. La alteridad como destino, desde este agujero espacio-temporal de vocal cuadrada, en el que llueven cristales rojizos. Perdone, ¿el centro del cerebro dónde está? La academia como estética. Dáme esas gafas para poder quitármelas en el momento preciso en que nombro a Deleuze.


Una fotográfia térmica puede rastrear la imagen cerebral de la palabra pantalla.



Y alguien trajo una boquilla de trompeta a mi cocina ajedrezada. Sin duda mi acto poético se debe a una lesión cortical de la sustancia blanca.

1 comentario:

Mara Pastor dijo...

hoy, en la clase, trataré de ser otra. besos afásicos,
m