11.6.08

Algo comienza: negritas a posteriori


Tengo de nuevo algo atravesado en la garganta. Escupirlo es difícil. Difícil (¿por qué esta palabra está tan poblada de I s?) porque no sé por dónde empezar a desenredar esta maraña que va formando el día, y más aún cuando éste se diluye en unas vacaciones en una ciudad que era tu ciudad pero que vive ahora ausente de ti. Extranjera en tu propio país, dirían.

El caso es que me habitan demonios varios y que voy aprendiendo a no ocultar este deshielo que lo va anegando todo poco a poco. Aprender a no taparme la boca con las manos cuando se me escapan palabras, a mostrar mi cuchara y descubrir por ello que cuchara en olof, un dialecto de Senegal, se dice cUdU, así con dos U s. (Empiezo a creer que las vocales no admiten plural)

Hoy Paula me ha dicho que la cuchara es el cubierto amable. Amable ha dicho. Es impensable llevar un cuchillo colgado del cuello o un tenedor. Pero una cuchara sí, claro. Cuando tomé la decisión ciega de irme a Michigan, repetía una y otra vez que me sentía atraída por un imán. Recuerdo que Pablo preguntó si uno religioso o de metal. Empiezo a pensar que, pese a que la cuchara tardo en llegar, llegó justo en el momento preciso en que estaba dispuesta a atraerlo todo.

Pero esta cuchara que, por consejo de Rebe, no me quito atrae cosas. Atrajo a Javier un chico que se montó en el metro y, que al verla colgada de mi cuello , me preguntó qué era para mí aquella cuchara. Debió considerar que encerraba toda mi identidad, porque acto seguido se sacó dos chapas grabadas y colgadas de una larga cadena de plata, en las que se leía su nombre, su dni y su teléfono. Javier epiléptico. A mí aquel instante me emocionó muchísimo y quizá allí terminé de entender que la cuchara era un imán puente, o un puente imantado.

Rebeca dice que todos los días lleva la cuchara colgada del cuello. Yo de momento empiezo a entender que los días se dividen en dos grupos: días con cuchara y días sin ella. Yo decido ponérmela o no, pero me huele que mejor haría colgándome la cuchara del cuello cada día. Al menos, como dice Paula Uriona, la cuchara es un cubierto amable.

1 comentario:

Mara Pastor dijo...

la cuchara puede ser tengo hambre, o estoy en huelga de hambre, o a mi cocina se le quitó el hambre y este es mi acto de amor. mi hermana tiene una pulsera hecha con un tenedor. una vez le dije a un tipo que se dijo llamar cuchillo que si se le había perdido el tenedor. acto seguido me lamió la mano (toledo 2002) nunca lo olvidaré.
abrazos a ti y a la Rebe!